Mis primeros nueve años de estudio los cursé en un colegio de monjas y mixto, todas las mañanas nos ponían a rezar y al terminar el día escolar volvíamos a rezar, entre rezo y rezo, yo me le quedaba viendo, pero nunca supuse que estaba enamorada de luis, hasta que en primer grado de secundaria me percaté del sentimiento, pero ya era demasiado tarde, Mariana contaba a todas las compañeras la forma en que se le había declarado, recuerdo que sufrí y opté por el retiro antes de que todas la felicitaran, pues yo no podía hacerlo. Dos años más y a la prepa; elegí una a la que no iría ninguno de mis viejos compañeros, para que el recuerdo de aquella pareja no me siguiera. Ya casi al final del tercer semestre preparatoriano entró luis O. mi tipo ideal, si es que eso existe, todo marchaba bien, platicábamos, éramos grandes amigos, pero una vez más luis no era para mí, al entrar a quinto semestre empezó a andar con S, misma que le prohibió hablarme, o al menos eso fue lo que supe. Dolió mucho, nuevamente tomé la decisión de alejarme.
Al graduarme del CPX me fui a Boca del Río, donde estudié una carrera de la que ni siquiera estaba segura, lo único que me aseguraba era la distancia y el olvido, ahí no conocía a nadie y lo más importante, a ningún luis. Pero...el primer día de clases se presentó mi maestro de redacción, luis V., gran profesor, gran periodista, fue poco el tiempo en que estuve enamorada de él, en realidad todas sentíamos cierta atracción por ese hombre de 50 años, con una personalidad incomparable y con esa voz que hacía temblar, yo lo adoraba, hasta la fecha lo admiro sin ningún sentimiento agregado a eso.
En el tercer semestre de la facultad un grupo de amigas rentamos un departamento para olvidarnos de las pensiones, llegamos a vivir a Costa Azul, 15 vecinos y todos hombres, ninguno llevaba el nombre, todo parecía perfecto, sin embargo terminé enamorándome de uno de ellos, el que ha sido mi único novio. Fue un amor tormentoso, creo un factor importante para que lo nuestro no funcionara fue la inmadurez de los 20, el que fuera leo y, claro está, su infidelidad. El primer año posterior al rompimiento, sufrí como nunca antes.
Al terminar mi profesión, el destino me hizo regresar a mi ciudad, entré a trabajar, todos mis compañeros, hombres, mayores, casados, divorciados, gays, variedad sin duda. Pensé que no correría peligro mi corazón. A los dos meses de trabajo me cambiaron de área, en la misma donde él estaba, luis no me gustaba, además tenía novia, era leo, y yo seguía enamorada de armando. Me equivoqué de nuevo, una noche sin pensarlo nos besamos, luego más, luego, luego me enamoré, cosa que no me explico, pero es real, tan real que ese mismo amor me ha hecho escribir tanto acerca de él. Nuestra historia no quiere funcionar, así como tampoco quizo con ninguno de los otros luises ni con armando. Ahora, después de todo lo vivido, lo único que puedo concluir es que mi proximo amor no debe llamarse luis, no debe ser leo y no debe tener más de 35 años, espero no agregar más puntos, si no, nunca encontraré a nadie más...
Al graduarme del CPX me fui a Boca del Río, donde estudié una carrera de la que ni siquiera estaba segura, lo único que me aseguraba era la distancia y el olvido, ahí no conocía a nadie y lo más importante, a ningún luis. Pero...el primer día de clases se presentó mi maestro de redacción, luis V., gran profesor, gran periodista, fue poco el tiempo en que estuve enamorada de él, en realidad todas sentíamos cierta atracción por ese hombre de 50 años, con una personalidad incomparable y con esa voz que hacía temblar, yo lo adoraba, hasta la fecha lo admiro sin ningún sentimiento agregado a eso.
En el tercer semestre de la facultad un grupo de amigas rentamos un departamento para olvidarnos de las pensiones, llegamos a vivir a Costa Azul, 15 vecinos y todos hombres, ninguno llevaba el nombre, todo parecía perfecto, sin embargo terminé enamorándome de uno de ellos, el que ha sido mi único novio. Fue un amor tormentoso, creo un factor importante para que lo nuestro no funcionara fue la inmadurez de los 20, el que fuera leo y, claro está, su infidelidad. El primer año posterior al rompimiento, sufrí como nunca antes.
Al terminar mi profesión, el destino me hizo regresar a mi ciudad, entré a trabajar, todos mis compañeros, hombres, mayores, casados, divorciados, gays, variedad sin duda. Pensé que no correría peligro mi corazón. A los dos meses de trabajo me cambiaron de área, en la misma donde él estaba, luis no me gustaba, además tenía novia, era leo, y yo seguía enamorada de armando. Me equivoqué de nuevo, una noche sin pensarlo nos besamos, luego más, luego, luego me enamoré, cosa que no me explico, pero es real, tan real que ese mismo amor me ha hecho escribir tanto acerca de él. Nuestra historia no quiere funcionar, así como tampoco quizo con ninguno de los otros luises ni con armando. Ahora, después de todo lo vivido, lo único que puedo concluir es que mi proximo amor no debe llamarse luis, no debe ser leo y no debe tener más de 35 años, espero no agregar más puntos, si no, nunca encontraré a nadie más...