19.1.07
El final
Una semana antes de mi cumpleaños , ya había comenzado a celebrar. Acababa de cobrar la renta y mi economía daba para un Chivas, todavía la fecha indicada alcanzó para un tequila termino medio (20 de diciembre); cada día me sentía más solo, sin dinero, sin amigos ni familia.
Lo merecía, todo este abandono físico y mental fue obra mía. Ahora no podía echarme para atrás, pero tampoco encontraba una solución.
Así que para seguir con la fiesta caminé hasta la tienda de la esquina a comprar Charanda, mal sabor, pero el mismo efecto; el objetivo era perderse.
Al décimo día había perdido la cuenta de cuanta bebida ingería. Eso sí, nada de comida, porque cuando se es borracho, como yo, no se tiene control ni mucho menos puedes cocinar.
Navidad, fin de año, todos los días parecían igual. Sin embargo, lo esperado (o tal vez lo deseado) se hizo presente.
Como médico, sabía que el exceso de alcohol podría acarrearme enfermedades, entre ellas la cirrosis, un paro cardiaco, crisis nerviosas o hiportermia (en el caso de teporochos que les agarra el clímax de borracho en la calle).
Esta última me tocó; a pesar de que me encontraba en mi casa, estaba tan tomado que caí al suelo y en cinco días no pude levantarme.
Si no fuera porque los vecinos comenzaron a alarmarse por mi ausencia, o más bien porque la luz del frente de la casa no se apagaba ni de día ni de noche, mis hermanas no hubieran llegado a ayudarme; ellas, a las que me empeciné en arruinarles la vida, eran las que ahora me levantaban del piso.
Llevaron al galeno que era mi vecino para el chequeo; luego de una serie de sueros y medicamentos indicó que no requería hospitalización. Estaría bien en mi casa.
A los dos días me levanté y observé a mis hermanas con la angustia de no saber qué hacer. No había para el sepelio, ni siquiera para la caja fúnebre. El dignóstico final rezaba: murió de un infarto de miocardio, y se trataba de mi corazón.
Al tío Arturo +, una muerte más por negligencia médica
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8 comentarios:
Lo bueno de morir alcoholizado, es que casi ni te enteras.....
Triste historia...pero lamentablemente frecuentemente conocida. Saludos y gracias por tu visita. Te sigo leyendo.
Que triste fin el de tu tío, lo siento, seguramente esta en un mejor lugar.
Saludos querida Angie: Que bueno que por fin ha terminado la inconsolable agonía de la obnibulada fiesta, que ya es momento de que la calma venga. Anhelo del remanso en tiempo de aguas. Consuelo, espero pronto recuperes a la amiga enajenada, del buen sabor de las destiladas lagrimas.
Lamentable suceso..., sirena.
Besos.
La muerte sorprende de maneras difererentes, siempre he pensado que la mejor es durmiendo, así de paso se lleva nuestros sueños.
Pero ella obra como quiere.
Triste historia.
Un abrazo.
me dio un poquito de susto.
Que triste historia Kangie... Un abrazote para ti.
Te cuento que estoy de regreso, espero tu visita cualquiera de estos días =)
Besos!
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