Ése día en la playa me sirvió de mucho.
Tal vez no lo noté en su momento, pero ahora es diferente.
Había de todos tamaños, desde los más gigantes hasta las miniaturas que podías pisar sin darte cuenta (si corrías la suerte de que no te pellizcaran).
Y cuando estaba a punto de cerrar los ojos, aparecían con su danza. Un, dos, tres, afuera, un, dos, tres, adentro. A juzgar por el ritmo, bailaban una pieza de vals, imposible descifrar cuál, pues cada vez que alzaba la cabeza interrumpían el acto.
Me pregunto qué pensaran ellos de nosotros los humanos que conceptualizamos todo y que nos atrevemos a compararlos con el retraso por su andar. A lo mejor y quienes vean y vayan para atrás seamos nosotros.
Yo sí al menos, ejemplo claro mi estadía en este lugar de donde no nace nada fructífero, pero que me niego a cambiar, y ahí voy pa´tras como cangrejito, cuando mis sueños eran llegar al viejo continente (ahora lo veo más lejano que nunca).
La próxima vez que vaya a la playa me uniré a su ballet, tal vez lleguemos a concursar a nivel internacional y vea para adelante o más allá…
pd. ése día, a parte del cuerpo, también se me bronceó la mente, se nota la quemazón ?