28.11.05

Doña Taxista

Dos años antes de que yo naciera ella ya estaba tras el volante, comenzando una rutina que no sabía iba a durar tanto, pero no hizo nada para cambiarla.
De camino a tu casa, me contó que el gobernador de aquel entonces concedió las placas a algunas mujeres que estaban metidas en el gremio y por curiosidad más que por necesidad acudió al reparto.
Lo mejor de su vida lo ha presenciado en su taxi verde que ahora por las grandes yemas del "pinche director de Tránsito del Estado" tendrá que cambiarlo a rojo "que disque porque el sindicato y todos los taxistas estamos con el PRI" -interrumpo y opino que el verde también forma parte de la imagen de ese partido- "por eso te digo de quién sabe quién son las grandes yemas, si de Fidel el gobernador o de Madrazo que ya no sabe de qué manera influenciar a la gente, pues si no somos pendejos, el voto es personal y aunque mi taxi se pinte de rojo yo me voy a pintar de color caca si quiero".
Prendí un cigarro, le pedí permiso por puro respeto, pero antes ya había observado en el tablero la cajetilla de Marlboro rojos, una caja de Saridón y unos Clorets, mendiga combinación para soportar la jornada de 8 a 10 de la noche con sólo 2 paradas "el taco de mediodía" y otra para su hamburguesa nocturna.
Es como cualquier taxista, mentando madres a quien no sabe manejar y dando paso a sus compañeras de trabajo, por cierto -me dijo- tengo que comprar un pastel, recomendé dos lugares, "luego pasaré, pero no creas que yo voy a comprar un pastel caro nooo, llevaré una barra, si es para la bola de huevonas que formamos un grupo, una de ellas cumple años y como yo soy la tesorera, pues me toca, pero al rato pido cooperación".
En uno de los altos se quejó de la espalda, !tanto tiempo con las posaderas en el asiento forrado de piel! ni modo, ya nunca se animó a trabajar de otra cosa, pero días como hoy "la hueva la invade", continua el camino seria, creo se acababa de dar cuenta de los años que habían pasado sin cumplir uno de sus sueños: amar.
Me bajé del taxi pensando que eso había sido un aviso personal...