En el corral de locos desahoge todas mis penas, dudas y reproches, escuché las de los demás y entonces comprendí que no estoy sola, que también hay otros tantos locos como yo que buscan desesperadamente una salida a la lucidez.
Te llevé a la playa, escribí mis pensamientos y aún no me atrevo a dárselos al mar...
31.10.05
24.10.05
El último
Este es el último post dedicado a ti mi sin corazón,
son las últimas palabras que arrancas de mi alma,
el último llanto que sale de mis ojos,
la última llamada que te hago,
el último momento que te pienso como ideal,
la última moneda que apuesto,
el último suspiro que me robas,
la última angustia que desbordas,
el último dolor por tu causa y
la última noche de insomnio.
Mañana morirás
y yo reiré en el cementerio,
llevándote un ramo de flores artificiales como tu.
son las últimas palabras que arrancas de mi alma,
el último llanto que sale de mis ojos,
la última llamada que te hago,
el último momento que te pienso como ideal,
la última moneda que apuesto,
el último suspiro que me robas,
la última angustia que desbordas,
el último dolor por tu causa y
la última noche de insomnio.
Mañana morirás
y yo reiré en el cementerio,
llevándote un ramo de flores artificiales como tu.
9.10.05
Por fin
Por fin llegó el final de esta historia, como tiene que ser en toda obra que se alarga y aburre por carencia de argumentos, sin embargo los personajes siguen con vida, no son dueños de nada ni se pueden ir a descansar cuando baja el telón.
Claro, la sufrida sigue sufriendo y lamentándose por ese amor que nunca fue, eso es lo que más le duele, quiere cambiar de papel, prefiere ser la villana o la prostituta que disfrutan sobre todo sus guiones.
La noche del final, confusa se fue a los brazos de otro hombre que la esperaba sólo para aprovecharse de la situación y aunque perfectamente lo sabía, no importó, agarró sus cosas, salió por última vez de la casa de su amado, tomó un taxi y se convirtió, no por completo, en eso que imaginaba era mejor.
Mala elección, ahora es la pobre puta sufrida que se lamenta por lo que hizo y dejó de hacer.
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Te quedaste ahí, ahora mismo sé qué haces, leyendo Sor Juana en el lado derecho de la cama, alumbrado por la lámpara con pantalla de manta, yo imaginándote.
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