Tuve

Esta mañana fui recibida por una lluvia intensa, rayos, truenos, agua, agua, más agua y yo ansiando un día sin trabajo, tuve que levantarme e ir a lo cotidiano, trabajo, trabajo.

Resignada tuve que quitarme la piyama (por cierto esta semana tocó el turno a la bata que era de mi abuela, a veces la uso para soñar con ella, pero no funciona) me envolvía en la toalla cuando me percaté que el boiler estaba apagado, puff que coraje, a esperar a que mi hermano se levante todo jetón a hacerme el favor de prenderlo, pues quién sabe por qué cuestiones de la vida yo no pude, hasta los objetos suelen a veces ponerse en mi contra.

Bueno, tuve que esperar a que el baño estuviera en su punto, hice lo propio, me vestí, medio arreglé, desayuné, me lavé los dientes, me despedí de mi madre y salí corriendo, ya que llevaba 20 minutos de retraso.

Llegando a Xalapa la lluvia se intensificó así que decidí bajarme en otra parada distinta a la normal, para según yo, no mojarme tanto, brauunnnnn, gran equívoco.

Tuve que caminar dos cuadras hasta mi trabajo, las que nunca me habían parecido tan largas, el agua parecía ensañarse conmigo, me golpeaba cada vez más, yo intentaba caminar más rápido pero se me hacía imposible con tanta lluvia acumulada en mi pantalón. Al fin, llegué a la oficina toda en sopas y tuve que quedarme así hasta esta hora y eso que hoy salí temprano por 1 hora 20 minutos, uyyy que descanso y ni para verte, tu llegas hasta mañana. Para la otra denme menos, total fui feliz con tanta humedad en mi cuerpo que ahora me duelen las rodillas.